Muchos factores influyen en nuestros deseos de afiliación
Parece importante empezar hablando sobre lo que es nuestra herencia evolutiva. Al parecer nuestra necesidad de pertenencia es una motivación poderosa, fundamental y sumamente dominante. Cuando esta necesidad no es satisfecha debido al rechazo o a la exclusión social, reaccionamos de diversas maneras negativas incluyendo un incremento en el estrés, ansiedad y pensamiento/conducta derrotista, los cuales a menudo son seguidos por una disminución en la salud física (Buckley et al., 2004). Estudios realizados y basados en imágenes del cerebro indican que el dolor social que experimentamos luego del rechazo es neurológicamente similar a la aflicción afectiva asociada con el dolor físico, y que ambos se originan en la corteza cingulada anterior del cerebro en los lóbulos frontales.
La actividad del cerebro y del sistema nervioso central
Con evidencias biológicas podemos decir que la diferencias individuales en la necesidad de afiliación se debe a la diferencia en la excitabilidad del sistema nervioso central y en la actividad cerebral relacionada con la experiencia de emociones positivas y negativas. De acuerdo a los investigadores Stelmack y Geen (1992) la excitabilidad es el grado habitual en que la estimulación produce activación del sistema nervioso central. Hans Eysenck realizó una investigación sobre la introversión y extroversión en la cual sugirió que los introvertidos han heredado un sistema nervioso que opera con un nivel más alto de activación que los extrovertidos, en otras palabras, concluyó que la corteza cingulada anterior, la cual es el sistema de alarma del cerebro para el peligro y dolor, es más activa en los introvertidos que en los extrovertidos.
Mas allá de la excitabilidad, los extrovertidos parecen experimentar mayor activación de las vías cerebrales de dopamina asociadas con la recompensa y el afecto positivo, como también experimentan mayor activación de las áreas cerebrales que controlan la emoción, como la corteza central y la amígdala (Depue y Collins, 1999; Lucas et al., 2000).Esto quiere decir que la introversión y extroversión están asociadas a distintos patrones de la actividad cerebral.
Toma tu tiempo para ver este vídeo y poder responder a la pregunta hecha en el título:
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