Para iniciar se debe dejar claro que la afiliación son esos sentimientos de pertenencia que creamos con distintos individuos a lo largo de nuestra vida por medio de la comunicación con ellos. Todos tenemos esa necesidad de afiliación, la cual es definida por McAdams en 1989 como "un deseo de establecer contacto social con los demás". Estas conexiones que creamos con los demás nos ayudan a fortalecer nuestra autoestima, a desarrollar nuevas habilidades sociales y a mejorar nuestra comunicación y nuestro mundo. No perdemos nada al intentar conocer nuevas personas, ¡al contrario! nos brinda un nuevo mundo el cual explorar.
Dios plantea en el libro de Génesis 2:18 "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él." Podemos ver que desde el principio de la creación, el ser humano necesitaba estar en contacto social, estuvo en el plan perfecto de Dios que nos relacionáramos los unos con los otros para poblar la Tierra y hacer de esta nuestro hogar hasta hoy en día. ¡Y todo lo que hemos logrado gracias a Su propósito y a la ayuda recibida por parte de nuestras relaciones con otros!
Las relaciones sociales necesitan primero de afiliación. También, según Byrne y Clore en 1970, las personas se sienten atraídas a relaciones que le aporten algún beneficio directo (dinero, atención, apoyo), o indirecto (sentirnos bien cuando la persona es inteligente o agradable a la vista). Otra teoría dada por la psicología evolutiva, plantea que la atracción y la selección de amigos y parejas se basa en que el individuo beneficie a la concepción, el nacimiento y la supervivencia de los descendientes.
Según en el libro de Psicología Social de Kassin, Fein y Markus, nos sentimos más atraídos por rostros que nos parezcan familiares. Plantean que tenemos cierta tendencia a formar relaciones con personas que nos quedan cerca, tanto física como emocionalmente. Las relaciones que se mantienen a la distancia por teléfono o internet no suelen tener la misma calidad que una relación próxima. Otro detalle que proponen es el efecto de la simple exposición, donde sin darnos cuenta la afinidad empieza a darse por el simple hecho de ver a esa persona muchas veces en ámbitos cotidianos. Por ejemplo, el vecino de tu apartamento al cual saludas todos los días pero nunca se han detenido a hablar.
Para concluir, las relaciones que hemos creado hasta ahora (mejores amigos, primo/a favorito/a, pareja), no son lo que son para nosotros por un simple hecho de haberlos elegido. Todos nosotros nos hemos acercado a nuestros seres queridos porque nos han atraído con ciertos rasgos que nos parecen familiares, puede ser por la cultura, beneficios directos o indirectos, la familiaridad, la aproximidad, entre otros factores.
Todos tenemos esa necesidad de afiliación, porque como muy bien ustedes lo plantearon, eso fue parte del propósito de Dios desde un principio. Cuando vamos a una actividad sin compañía, inmediatamente llegamos, procedemos a buscar automáticamente un rostro conocido, o intentamos entablar una conversación con alguien que nos llame la atención por algún rasgo familiar, y sino lo logramos nos sentimos incómodos.
ResponderBorrarQué curioso como nos afiliamos con las personas no por mera casualidad, sino por rasgos los cuales quia inconscientemente se nos hacen familiares.
ResponderBorrarANDREINA TEJADA:
BorrarEs aún más curioso para mí porque al leer el artículo me puse a reflexionar y a tratar de identificarme, y me di cuenta que mi novio y yo realmente nos parecemos mucho físicamente, muchas veces nos han preguntado que si somos hermanos.
Las relaciones sociales son fundamentales para el ser humano. Por eso, tenemos el deseo de aproximarnos a otro individuo. De ahí que poseemos una necesidad de afiliación.
ResponderBorrarMuy interesante. El hombre es un ser gregario que necesita relacionarse con quienes le rodean para poder desarrollarse apropiadamente, y resulta muy curioso que exista una variedad tan extensa de motivos por los cuales terminamos entablando una relación determinada con algún otro individuo.
ResponderBorrarANDREINA TEJADA:
ResponderBorrarAl leer el artículo me puse a reflexionar y tratar de identificarme con la teoría, y me di cuenta que mi novio y yo realmente nos parecemos mucho físicamente, muchas veces nos han preguntado que si somos hermanos. Quiere decir que en mi caso se cumple lo que me permite confirmar firmemente lo que dicen.
ANDREINA TEJADA:
ResponderBorrarEs aún más curioso para mí porque al leer el artículo me puse a reflexionar y tratar de identificarme con la teoría, y me di cuenta que mi novio y yo realmente nos parecemos mucho físicamente, muchas veces nos han preguntado que si somos hermanos.